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Servicio de Urología

La Incontinencia urinaria de esfuerzo, (IUE)

La Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) es una  pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal como toser, reír, correr o andar. La IUE es frecuente en mujeres de edad avanzada y es además la forma más común de IU en las mujeres menores de 75 años. Aproximadamente un 50% de las mujeres de esta edad pueden presentar IUE asociado sobre todo a la obesidad y a los partos múltiples.

El primer escalón de tratamiento es la rehabilitación del suelo pélvico (RHSP). La rehabilitación consiste en enseñar a la paciente una serie de ejercicios para fortalecer la musculatura pélvica. Una vez que la paciente ha aprendido a realizar los ejercicios, debe continuar realizándolos para que sea efectiva.

En caso de ser necesaria la corrección quirúrgica de la incontinencia esta se realiza habitualmente por vía vaginal con interposición de una malla como soporte para la uretra.

Las pruebas diagnósticas que se realizan habitualmente son:

  • - Análisis de la historia clínica del paciente.
  • - Examen  diario miccional.
  • - Examen físico con examen neurourológico básico.
  • - Prueba de esfuerzo.
  • - Ecografía.
  • - Estudio urodinámico.

La estenosis de uretra

La estenosis de uretra es una estrechez de algún tramo del conducto que va desde la vejiga hasta el exterior. Afecta tanto a hombre como a mujeres, aunque en éstas últimas son menos frecuentes. Su presentación clínica consiste en una debilidad del flujo urinario con sensación de vaciado incompleto que puede llegar a complicarse con cuadros de infección urinaria. El tratamiento recomendado dependerá principalmente de la longitud y la extensión de la estenosis.

Para la detección y diagnóstico se realizan las siguientes pruebas:

  • - Realización de una flujometría mediante la micción en un aparato para medir la fuerza del flujo)
  • - Uretrocistografía mediante la administración de un contraste radiológico por la uretra para localizar y cuantificar el grado de estenosis.
  • - Cistoscopia que es una exploración mediante una cámara que se introduce por la uretra hasta el tramo lesionado).

La Fimosis

La fimosis es un término que se refiere a la incapacidad para retraer el prepucio hasta visualizar el glande por las  adherencias entre el prepucio y el glande, es un proceso transitorio. Los tipos generales de fimosis

  • - Fisiológica. La fimosis en el recién nacido se presenta  hasta el 99% de los casos. Sólo presentan fimosis  a los 4-6 años  un 8%   y a los 16-18  sólo el 1%.
  • - Secundaria. Debido a procesos inflamatorios (balanitis) que conllevan cicatrización y cierre del prepucio, motivado en ocasiones por retracciones del mismo.

Tratamiento médico

Está indicado en fimosis primarias sobre la zona estrecha de prepucio se coloca una capa fina de Betametasona al 0,5%  tópica durante 1 mes dos veces al día, mañana y noche.  Para favorecer la absorción del corticoide se debe cubrir el pene con una gasa húmeda después de su aplicación, evitando con ello que  la ropa interior la absorba. No son  necesarias las  retracciones, ya que nos pueden llevar a la aparición de balanitis (inflamación del prepucio) o  parafimosis (imposibilidad del  que el prepucio retraído detrás del glande pueda volver a la posición normal)

En el tratamiento quirúrgico se aconseja en los siguientes casos:

  • - Fimosis primarias  en niños mayores de 6-7 años, que no hayan tenido respuesta al tratamiento médico.
  • - Balanitis de repetición.
  • -  Niños con dificultad miccional.
  • - Esclerosis  (cierre) de prepucio).

En las fimosis sin dificultad miccional ni otras complicaciones  la realización de la intervención quirúrgica se puede realizar durante la pubertad.

Hidrocele

Hidrocele es la acumulación de líquido en la túnica (capa) que recubre el testículo lo conlleva a un aumento de tamaño del escroto. Se clasifica en:

  • - Hidrocele congénito o comunicante. Se presenta en el 5% de recién nacido (RN) debido a la persistencia del conducto peritoneo vaginal que permite que el líquido peritoneal fluya  hacia el escroto, de ahí el nombre de comunicante. Se manifiesta con aumento del tamaño escrotal, que aumenta durante el día y con el llanto y disminuye por la noche. En el 80% de los casos desaparece  a los 2 años. Cuando hay  un aumento progresivo del tamaño del escroto sin que disminuya por la noche se llama Hidrocele a tensión. En ocasiones  pude parecer que ha desaparecido, el escroto no está aumentado de tamaño, pero  con el tiempo puede volver  a manifestarse. El tratamiento es quirúrgico si  permanece después de los 2 años o antes en los  casos de Hidrocele a Tensión.
  • - Hidrocele secundario o adquirido. Puede aparecer  tras   cualquier proceso inflamatorio de los testículos o escroto o por un traumatismo contuso. Este tipo de hidrocele  es más frecuente en niños mayores y adolescentes. Normalmente  desaparecen con tratamiento conservador, pero  en caso de persistencia o aumento se procede a la cirugía.

Criptorquidia

Criptorquidia significa testículo escondido, “oculto” e implica la ausencia de teste  en la exploración clínica. De acuerdo con su localización durante la exploración clínica existen dos tipos de criptorquidias:

  • - No palpables.
  • - Palpables, estos se pueden encontrar a nivel de la ingle (inguinales) y aquellos que están fuera del trayecto del descenso normal  (ectópicos).

Hay otras situaciones que los testículos ocasionalmente se encuentran en escroto y otras veces ascienden y desaparecen (retráctiles y en ascensor)

Diagnóstico

Se hace mediante la exploración clínica. En ocasiones se pide una ecografía para una mejor valoración en aquellos testículos que no se encuentran durante la exploración clínica.

Las complicaciones mas comunes que pueden surgir de esta patología se encuentran:

  • - Infertilidad. Es  difícil de valorar la afectación de la fertilidad en la criptorquidia debido a los  muchos  factores a valorar, como son  la edad de la corrección, localización del testículo y anomalías asociadas. La afectación  es más probable en los testículos no palpables.
  • -Cáncer testicular. Hay una mayor incidencia de cáncer de testículo en los pacientes con antecedentes de criptorquidia, con mayor riesgo en los no palpables. Hay una relación entre  la aparición de cáncer y la edad en el momento de la cirugía. Por este motivo se recomienda en edades tempranas antes de los  dos años, no sólo para disminuir el potencial de malignidad sino también para permitir la exploración de ese testículo.

Los tratamientos que pueden darse son:

  • -Tratamiento hormonal. Es la única alternativa  a la cirugía. Mediante el tratamiento hormonal se consigue el descenso testicular entre un 0-50% de los casos, pero estos datos son muy variables en función de la localización de los testículos. Pero también se ha demostrado posibles efectos secundarios sobre los testículos. Por todo ello si tenemos en cuenta los escasos resultados y los efectos adversos del tratamiento hormonal la indicación del mismo no debe ser generalizada. Está contraindicado en aquellos casos asociados a hernia inguinal o hidrocele. No está indicado en las criptorquidias  unilaterales ni en los testículos retráctiles o en ascensor ni en los testículos ectópicos.

 

  • - Tratamiento quirúrgico. Indicado en las criptorquidias unilaterales, en las bilaterales que ha fracasado el tratamiento médico o las asociadas a hernia inguinal o hidrocele  y en las ectopias.  Se debe realizar  antes del cumplir los dos años de edad. La cirugía puede realizarse bien por cirugía abierta o laparoscópica. La cirugía abierta está indicada en los testículos palpables. La cirugía laparoscópica está indicada en las criptorquidias no palpables. 

El cáncer de próstata

El cáncer de próstata es el más frecuente en hombres y la segunda causa de muerte por cáncer en hombres occidentales. Los pacientes con cáncer de próstata localizado con una valoración de riesgo bajo e intermedio, tienen una esperanza de vida superior a 10 años. Las guías clínicas actuales recomiendan ofrecer la cirugía mediante prostatectomía radical como tratamiento con intención curativa. Este tratamiento inicial también puede ofrecerse a pacientes con cánceres localmente avanzados como parte de un tratamiento.

A diferencia de las intervenciones por hiperplasia benigna de próstata, en la cirugía por cáncer de próstata se extirpa por completo la próstata y el tejido que la rodea, junto con las vesículas seminales. Esto implica que posteriormente debe restablecerse la continuidad del tracto urinario suturando el cuello de la vejiga a la uretra. Todo el procedimiento es llevado a cabo generalmente con técnica laparoscópica, introduciendo el instrumental quirúrgico y óptico por cinco pequeñas incisiones en el abdomen.

Aunque el objetivo final es conseguir la curación al mismo tiempo que se conserva la potencia sexual y la continencia urinaria, éstas pueden verse afectadas en mayor o menor medida, de forma temporal o permanente, dependiendo de varios factores entre los que se encuentran las características del tumor.

Ambas pueden requerir tratamientos adicionales.

El cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga es el cuarto cáncer más comúnmente diagnosticado en los hombres, afectando a uno de cada 25 hombres que desarrollaran la enfermedad a lo largo de su vida. Los hombres son tres veces más propensos que las mujeres a desarrollar la enfermedad. Existen diferentes pruebas que puede ser utilizadas para diagnosticar un cáncer de vejiga no-invasivo y realizar el seguimiento del mismo una vez tratado:

  • Ecografía
  • Citología de orina
  • Cistoscopia.

La nefrectomía laparoscópica

La nefrectomía laparoscópica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se realiza para extraer un riñón patológico atrofiado, afectado por cáncer, etc... A diferencia de la técnica quirúrgica convencional abierta, no se realiza una gran incisión (15-20 cm) para extraer el riñón, sino tres o cuatro incisiones pequeñas de 1 cm, ampliando posteriormente una de ellas hasta 5-10 cm para sacarlo.

La principal ventaja respecto a la cirugía abierta convencional es que es mucho menos dolorosa, permitiendo al paciente una recuperación más rápida y un periodo de hospitalización más breve de dos a cuatro días. La tasa de éxitos de curación de la enfermedad renal es igual y el sangrado durante la intervención suele ser menor.

La duración de la intervención suele ser de dos a cuatro horas  y normalmente, el paciente puede incorporarse a la actividad diaria habitual en dos a cuatro semanas.