La información es algo necesario y positivo para la niña y el niño que van a ser operados. Lógicamente, hay que adaptarla a su nivel madurativo, sus preguntas y a las inquietudes que manifiesta. El grado de comprensión de la información y por ello la manera de proporcionarla, está en función de su edad.
Hasta los 3 años de edad:
Como progenitor de un niño o niña pequeños al que debe anestesiarse, probablemente sea la persona adulta la que sienta una mayor preocupación y angustia. Se trata de sentimientos totalmente normales, pero se ha de recordar que los bebés de hasta 4 ó 6 meses de edad suelen poder separarse fácilmente de sus progenitores y sentirse pese a todo protegidos con las personas que cuidan de ellos.
Entre los 6-8 meses y los 2 años muchos niños y niñas experimentan períodos de temor por los extraños, lo cual viene condicionado por su desarrollo. En este tramo de edad basta con una explicación corta y sencilla sobre lo que va a ocurrir.
Los menores de 3 años tienen una noción del tiempo incompleta, por lo que no debe informárseles con demasiada antelación. A los que están empezando a hablar puede comunicárselo un día antes o el mismo día.
3-6 años:
Los niños y niñas en edad preescolar viven en un mundo de fantasía y concepciones mágicas. Por tanto la información debe ser breve y sencilla. Ellos aprenden mediante juegos, por lo que debe otorgarse prioridad a este método de comunicación. En este sentido, recurrir a un juguete junto con un “maletín de doctor” puede resultar de gran utilidad.
La noción del tiempo de los niños y niñas en edad preescolar también es limitada. Así pues, la información debe distribuirse a lo largo de un número breve de días, por ejemplo, una semana, ofreciendo información más detallada uno o dos días antes del tratamiento u operación.
6-12 años:
Los niños y niñas en edad escolar empiezan a diferenciar entre imaginación y realidad y saben que pueden ponerse enfermos por problemas internos y no sólo por alguna circunstancia externa como un accidente.
Los menores de este grupo de edad pueden expresar sus sentimientos y son capaces de comprender el motivo y el efecto de una exploración médica. En comparación con los más pequeños muestran un mayor interés por lo que va a ocurrir. Debemos informarles a demanda según el contenido de sus preguntas.
A esta edad los bocetos y dibujos sirven de instrumento para transmitir sus pensamientos y preocupaciones. Se aconseja informarles una semana antes de la intervención.
Adolescencia:
La adolescencia constituye un período de gran intensidad en la vida de las personas, lleno de importantes cambios físicos y psíquicos. Los adolescentes tienden a verse como el centro de todas las cosas. Suelen creer que nadie ha atravesado antes la misma situación o experimentado los mismos sentimientos.
El adolescente desea que se le considere casi como un adulto y quiere que le informen casi como tal. Por tanto, ya no se contentan con saber lo que va a ocurrir durante un determinado procedimiento o intervención, sino que les interesa el proceso en su integridad.
Debe animarse al adolescente a realizar preguntas y ha de incluírsele en las discusiones, planteamientos y decisiones. La información debe facilitársele con una antelación suficiente para las oportunas reflexiones y consideraciones. Advierta al adolescente sobre la posibilidad de anotar sus preguntas y dudas para llevarlas más tarde al hospital.