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La consulta telemática de La Fe permite duplicar las personas atendidas por trastornos alimentarios durante la pandemia

Anorexia y bulimia

La consulta telemática de La Fe permite duplicar las personas atendidas por trastornos alimentarios durante la pandemia


    • El Hospital de Día de La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria de La Fe ha pasado de atender 12 personas a 24
    • Ha sido posible gracias al esfuerzo del personal de la Unidad, la incorporación de las familias como coterapeutas y el uso de medios telemáticos


València (20.07.20). El Hospital de Día de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital La Fe ha duplicado el número de atenciones a personas con anorexia y bulimia durante la pandemia. Con las restricciones a la movilidad derivadas del estado de alarma, las y los pacientes tuvieron que dejar de acudir diariamente al centro hospitalario para desayunar, comer y merendar. Los controles presenciales se reemplazaron entonces por supervisiones telemáticas.

 

El Hospital de Día de Trastornos de la Conducta Alimentaria atiende habitualmente a pacientes mayores de 14 años que necesitan una intervención más intensiva que la proporcionada desde consultas externas, pero que no llegan a una situación clínica tan grave como para precisar hospitalización completa.

 

Se trata de una unidad con 12 plazas diarias que acoge a pacientes derivados/as de Unidades de Salud Mental dependientes o no del Departamento de Salud La Fe. Los y las pacientes realizan de modo supervisado tres ingestas- desayuno, comida y merienda- y reciben además atención psicoterapéutica individual y grupal.

 

Con el decreto del estado de alarma y las subsiguientes limitaciones de movimiento, la psiquiatra, la psicóloga clínica, el personal de enfermería y la auxiliar de clínica de la unidad optaron por convertir la atención presencial en asistencia vía mail y telefónica. "Para llevar el control, las pacientes debían fotografiar cada una de las ingestas que hacían en casa y enviar las fotos del antes y del después. De este modo, quedaba constancia visual y objetiva de qué comían", explica Pilar Arribas, psicóloga clínica de La Fe.

 

Además, se elaboró ad hoc material audiovisual y escrito que sirviese de apoyo a las intervenciones terapéuticas realizadas tanto con las pacientes como con las familias.

 

El sistema resultó eficaz, y también fiable gracias "al vínculo terapéutico creado tanto con las pacientes como con sus familias antes del confinamiento", en palabras de Arribas.

 

Este esfuerzo del personal y la colaboración de las familias permitió duplicar, durante la crisis sanitaria, el número de atenciones en el Hospital de Día de la UTCA, que pasaron de 12 a 24.

 

En su mayoría, las pacientes con anorexia y bulimia son mujeres jóvenes con predisposición genética. Las afectadas suelen compartir también tendencias al perfeccionismo, al hipercontrol e insatisfacción con su cuerpo, según explica el Jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-juvenil y Trastornos de la Conducta Alimentaria en La Fe, Luis Rojo.

 

Intervienen, pues, factores genéticos, biológicos, psicológicos, sociales y culturales y son muy difíciles de tratar: "El 60% de los casos se cura o mejora ostensiblemente con tratamientos que pueden durar entre uno y cuatro años, pero un 30% se cronifica", añade Rojo.

 

La desnutrición derivada de estos trastornos mentales puede desencadenar complicaciones físicas muy graves (alopecia, atrofias musculares, pérdida de piezas dentales o complicaciones cardiológicas severas) y otras manifestaciones psiquiátricas como conductas autolesivas o tendencia al suicidio.

 

En este sentido, advierte Rojo, conviene recordar que se trata de patologías mentales graves y no se debe culpabilizar ni a las afectadas ni a sus familias: "La responsabilidad implica una intencionalidad y aquí nadie tiene intención de que una persona enferme", concluye. 


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