La Fe

Servicio de Reumatología

Esclerosis Sistémica

La esclerosis sistémica es una enfermedad crónica que afecta a múltiples órganos, como la piel, los pulmones, el riñón, el corazón o el aparato digestivo. En esta enfermedad la piel se esclerosa (se hace dura y rígida y se vuelve incapaz de pellizcar), por un exceso de acumulación de fibras de colágeno. Este depósito de fibras de colágeno puede ocurrir en otros órganos, dificultando la función de los mismos.

La esclerosis sistémica es una enfermedad rara que afecta a 1 de cada 50.000 personas. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en mujeres de mediana edad. En la mayoría de los casos no existe una causa conocida, si bien, es bien sabido que su incidencia aumenta en grupos de personas expuestos a determinados productos tóxicos.

Aunque la enfermedad se denomina sistémica (esto quiere decir que afecta a múltiples órganos), no en todos/as los y las pacientes tienen afectados los órganos internos. En muchas ocasiones lo único que se afecta es la piel, y por tanto la gravedad de la enfermedad es menor. El curso de la enfermedad es crónico. Cuando se afectan otros órganos, los y las pacientes pueden presentar entre otros síntomas, dificultad para tragar, falta de aire, o úlceras recurrentes en los dedos de las manos.

Existen factores que pueden empeorar las lesiones de las pequeñas arterias digitales y causar úlceras y graves lesiones por falta de riego sanguíneo en los dedos. Entre los factores que deben evitarse están el tabaco, el excesivo estrés, la exposición al frío, vibraciones repetitivas y algunos fármacos.

El grado de gravedad en cada paciente es variable. La esclerosis sistémica puede tener un curso muy rápido, con complicaciones graves en meses, o por el contrario, ser una enfermedad lenta y que únicamente producirá un endurecimiento de la piel de los dedos a lo largo de los años, sin ninguna complicación.

El Servicio de reumatología realiza un estudio pormenorizado de aquéllos órganos que pueden estar afectados y un seguimiento de cara a poder detectar posibles complicaciones. En el momento actual la enfermedad no tiene cura, aunque sí existen tratamientos dirigidos a mejorar los síntomas y la calidad de vida de los y las pacientes.